Alcazaba Medieval

Dirección: 
Calle de la Muralla
1
18500  Guadix  Granada
España

La Alcazaba de Guadix es uno de los edificios más representativos de la ciudad, desde su primera construcción en el siglo XI bajo la dinastía zirí, hasta nuestros días.

La primera construcción se levantó bajo un programa constructivo de dicha dinastía caracterizada por las construcciones en tapial de cal y cantos, posteriormente sufrió varias obras de refuerzo y remodelación. La más importante consistió en la creación de un segundo recinto interior más alto, con una gran torre habitable que ocupa la parte central de la fortificación.

A lo largo de los años los trabajos arqueológicos se han ido sucediendo en el conjunto pero con paréntesis de tiempo bastante grandes. En el año 1986 se realizó una excavación de apoyo a la restauración en la zona más alta de la alcazaba dirigida por María RayaCárdenas. Dio como resultado la documentación de una serie de estructuras internas: aljibe, conducciones de agua, patio, muros, etc. Todo ello sobre el suelo virgen, constituido por arcillas verdosas muy compactas. Las estructuras documentadas fueron datadas inicialmente a partir del s. X. Algunos fragmentos ibero-romanos que aparecieron mezclados con otros andalusíes estaban en una posición secundaria, provenían de otras excavaciones no arqueológicas cercanas o cabía la posibilidad de que viniesen de otra parte del cerro, muy remodelado y modificado por obras de aterrazamiento y nivelación. Finalmente no llegó a realizarse ninguna obra de restauración y los restos quedaron cubiertos de nuevo.

Más tarde, ya en el año 2005 se realizó una nueva intervención de urgencia en la torre-puerta del sector sureste a raíz del desprendimiento de parte de sus estructuras. La intervención fue llevada a cabo por Encarnación Reyes Martínez y Bilal Sarr Marroco.

La primera actuación que se lleva a cabo sobre el torreón consiste en la consolidación del edificio por medio de estructuras de andamiaje y correas de seguridad. Los andamios se levantan en la cara sur, la más afectada del edificio. Los trabajos continuaron con el desescombro realizado con el preceptivo seguimiento arqueológico. La obra de restauración no llegó a acometerse y las medidas provisionales instaladas en el año 2005 se han quedado obsoletas. Del mismo modo, la excavación, inicialmente cubierta con geotextil, ha sufrido de forma visible el paso del tiempo y la erosión. Actualmente la torre-puerta se encuentra en muy mal estado, con grave riesgo de derrumbe, por lo que las actuaciones de consolidación y restauración se hacen cada vez más urgentes. Su destrucción supondría la pérdida de una estructura prácticamente única en la provincia.

La excavación llevada a cabo entonces dio como resultado la aparición de estructuras y materiales cerámicos descubiertos pertenecían a época andalusí. La lectura de los restos arqueológicos hallados resulta problemática dado el grado de destrucción y escasa ligazón entre las estructuras descubiertas. Esta situación es consecuencia de los numerosos trabajos de aterrazamiento y aprovechamiento de materiales a lo largo del tiempo. En el interior de la torre aparecieron las jambas de la puerta original datada con toda probabilidad en el siglo XI y relacionada con varios niveles de suelo correspondientes a las remodelaciones posteriores hasta la ocupación napoleónica del siglo XIX. También se encontraron dentro del recinto fortificado niveles pertenecientes a una vivienda datados en época almohade-nazarí por el tipo de fábrica, por el material constructivo utilizado, por la cota a la que aparecen así como el material cerámico que aparece asociado al conjunto estructural. Es visible una pequeña alberca excavada en la roca rodeada por un andén con pavimento de ladrillo y arranque de los muros de las crujías situadas alrededor del patio. Desgraciadamente se encuentran en un estado precario de conservación no permitiendo una interpretación concreta de su funcionalidad.

Las últimas intervenciones fueron realizadas en el año 2009. En ella se llevó a cabo un análisis de las estructuras emergentes de la alcazaba y un total de cuatro sondeos con el objetivo de dar información para la redacción del proyecto de parque arqueológico en la Alcazaba, encargado al arquitecto Rafael Soler Marcos. La intervención arqueológica fue dirigida por José Mª Martín Civantos y ha dado como resultado numerosos datos nuevos sobre la historia de su construcción.

Es posible que la primera construcción tratase de un recinto de grandes dimensiones realizado con numerosos quiebros para proteger mejor el interior y acompañado por torres de defensa repartidas en los puntos más vulnerables donde la muralla no era suficiente. El acceso al interior de la alcazaba se repartía en dos puertas colocadas prácticamente una frente a la otra. La puerta oriental, denominada torre-puerta, se caracterizaba por un acceso directo, custodiado por dos torres a cada lado, característico de los primeros siglos de época andalusí. Era la comunicación desde el exterior de la ciudad.

La otra puerta, lugar donde se han concentrado las últimas excavaciones, estaba formada igualmente por dos torres, de mayores dimensiones y huecas. Ambas torres construidas en tapial de cal y cantos.

Las dos puertas fueron transformadas en épocas posteriores, no se sabe con seguridad si una de las primeras transformaciones se produjo en época almohade o ya en época nazarí.  Dichas transformaciones de dedicaron a reforzar ambos accesos, acorde con los nuevos avances constructivos. En la puerta que da a la calle de la Muralla, al NO,  se construye una tercera torre de grandes dimensiones forzando ahora un acceso en recodo a través de una rampa de ladrillo.

En época castellana la alcazaba siguió sirviendo de fortaleza realizándole pequeñas reformas y refuerzos concentrados aparentemente en las puertas. Ya posteriormente, tras la expulsión de los moriscos, comenzó el proceso de abandono y deterioro y sus estructuras fueron aprovechadas por las casas que se adosaron a los muros.

Posiblemente, como indican los datos de las últimas excavaciones, esta situación se prolongó hasta principios del siglo XIX. A comienzos de esta década, durante los años de la invasión napoleónica de 1810 al 1812, la alcazaba vuelve a tener una función militar. Esto conlleva unas transformaciones importantes para adecuarla a los nuevos modelos de construcciones militares, y pasar a ser de alcazaba medieval a cuartel militar. Estas reformas, sin embargo denotan una factura bastante precaria, lo que da idea de su carácter provisional.

Para la adecuación de la construcción andalusí a cuartel militar, se ciegan las antiguas puertas, y se levanta un nuevo muro en el lado oriental realizado en mampostería con hiladas de ladrillo, en el que se abrirá la nueva puerta de acceso realizada en ladrillo de unos 2,40 metros, con un arco escarzano y custodiada por dos troneras. Además, se alinean las fachadas externas de las torres para obtener un mayor espacio interior y se destruyen parte de las estructuras internas, incluida la parte interna de las torres de la puerta occidental, reutilizando los materiales para las numerosas reformas. Finalmente se llevará a cabo allanado del espacio interior del recinto. Se han identificado también algunas estructura interiores de la época realizadas en mampostería dedicadas seguramente al acuartelamiento de las tropas.

Después de la expulsión de los franceses una parte se utilizó como cementerio y ya después de la guerra civil española, el recinto pasó a ser propiedad del Seminario Menor de Guadix. Es en este momento cuando se dan las últimas transformaciones y labores de restauración. Destaca la reconstrucción de la torre del homenaje en el recinto superior.

Además se realizaron construcciones contemporáneas, como un aulario y una pista de tenis.

En la actualidad, el proyecto de parque arqueológico se encuentra paralizado, sin que tras las excavaciones del año 2009 se hayan llevado a cabo obras correspondientes al mismo. Los sondeos quedaron cubiertos, pero el paso del tiempo comienza a sentirse en algunos de ellos a la espera de la restauración.

Sin duda, el elemento más sorprendente de los últimos estudios realizados ha sido el descubrimiento de una alcazaba andalusí que se encuentra excepcionalmente bien conservada debajo de los parches, refacciones y restauraciones de los siglos XIX y XX. Especialmente importante y significativa es la fase fundacional del s. XI, a la que pertenecen una buena parte de sus estructuras.